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¿Es suficiente estar al día con sus pagos para tener estabilidad financiera?

Con el fin de año a la vista, muchos dominicanos realizan un balance “rápido” de sus finanzas personales y llegan a una conclusión que les brinda tranquilidad: “estoy pagando todo”. Sin atrasos, sin llamadas de cobro y con las cuotas aparentemente bajo control, se genera una sensación de estabilidad. Sin embargo, estar al día con las facturas y otros compromisos financieros no siempre es sinónimo de salud financiera.

Para el economista y consultor financiero Jesús Geraldo Martínez, esta percepción puede ocultar problemas más profundos que requieren atención para asegurar un futuro económico sólido. Entonces, ¿cómo identificar si sus finanzas van por un camino peligroso o poco halagüeño?

“Una de las lecciones más importantes que deja la educación financiera es que pagar a tiempo no siempre significa estar bien. Existen señales claras, aunque silenciosas, que indican que las finanzas personales pueden estar entrando en un camino peligroso, aun cuando no haya morosidad”, advierte el economista y consultor financiero Jesús Geraldo Martínez, al sostener que es crucial mirar más allá de la superficie y evaluar la verdadera salud de sus finanzas.

El experto cita como primera señal de alerta tener el ingreso mensual casi totalmente comprometido. “Si al recibir el salario, la mayor parte se va automáticamente en préstamos, tarjetas, compras a plazos y otros compromisos financieros, la persona pierde margen de maniobra ante imprevistos económicos”, expresa Martínez a elDinero.

Explica que, en ese escenario, cualquier imprevisto, por pequeño o simple que pudiera ser, deja de ser una “molestia” y se convierte en una crisis. Agrega que vivir sin espacio financiero es una forma de fragilidad que muchas veces se normaliza hasta que ya es tarde.

Otra señal grave es cuando se empieza a utilizar el crédito, además del ingreso mensual, para cubrir gastos esenciales. “Cuando la tarjeta de crédito sirve para pagar el supermercado, los servicios básicos, el combustible o los medicamentos, el problema no es la tarjeta, sino que los ingresos ya no alcanzan para cubrir la vida cotidiana”, señala el economista.

Añade que el endeudamiento deja de ser una herramienta de apoyo puntual y pasa a ser un mecanismo para sostener el “día a día”.

Recurrencias costosas
Un indicio peligroso, según el asesor financiero, es pagar deudas contrayendo nuevas deudas. Martínez aclara que refinanciar, consolidar o transferir saldos puede ser útil en situaciones específicas, pero cuando se convierte en una práctica recurrente, lo que ocurre es que la deuda no se reduce, solo se disfraza.

“El alivio inmediato suele venir acompañado de plazos más largos, mayores intereses acumulados y una falsa sensación de control”, advierte, al señalar que otra “bandera roja” en las finanzas personales es la ausencia de ahorro, independientemente de que se piense que se gana poco o que el salario no alcanza.

“Si no existe un fondo de emergencia, si los ahorros se utilizan para pagar cuotas o si cualquier ingreso extraordinario se destina automáticamente a tapar huecos financieros, la persona queda completamente expuesta”, expresa. Insiste en que sin ahorro no hay “colchón financiero”, y sin colchón cualquier variación en los ingresos o gastos empuja a tomar decisiones apresuradas y costosas.

Martínez advierte que un síntoma menos evidente, pero muy revelador, es la dependencia emocional del crédito. “Cuando la tranquilidad personal depende de que el banco apruebe un aumento de límite, una nueva tarjeta o una prórroga, el control financiero deja de estar en manos propias”, ejemplifica, al indicar que en ese punto el crédito ya no es una herramienta al servicio del bienestar, sino un sostén artificial del estilo de vida.

A esto, subraya, se suma una narrativa interna peligrosa que suele acompañar el endeudamiento creciente. Frases como “todo el mundo vive así”, “mientras pueda pagar no hay problema” o “el año que viene me organizo” funcionan como mecanismos de autojustificación que postergan decisiones necesarias. El camino peligroso rara vez se percibe como tal mientras se transita; se disfraza de “normalidad” hasta que el sistema colapsa.

Identificar estas señales a tiempo permite corregir el rumbo sin trauma. “De cara a 2026, el mejor paso no es eliminar el crédito, sino recuperar el control. Revisar con honestidad cuánto del ingreso está comprometido, establecer límites claros al uso de las tarjetas, priorizar la reducción de deudas de consumo, reconstruir un fondo de emergencia y ajustar el nivel de gasto a la realidad del ingreso son decisiones que devuelven libertad financiera”, enfatiza. Afirma que cerrar 2025 con conciencia es, quizás, el mejor propósito financiero.

Señales de que está mejorando

  1. Ingreso estable. Es señal de que sus gastos son menores que sus ingresos, por lo que se se ajustan a sus posibilidades económicas.
  2. Pago total. Evita los pagos mínimos de su tarjeta de crédito y no se atrasa en el pago de sus cuotas mensuales, lo cual es positivo.
  3. Registro. Por más pequeño e insignificante que parezca llevar un control de sus consumos le permite un mejor manejo.
  4. Ahorro. Por menos que gane al mes, siempre procure, primero ahorrar al menos el 10% de sus ingresos, para alcanzar objetivos.
  5. Fondo de emergencia. Es consciente de que nadie escapa a imprevistos y emergencias que requieren de dinero casi de forma inmediata.
  6. Inversión. La inversión segura es fundamental en las finanzas para conservar el poder adquisitivo de su dinero e incrementarlo.