Los campesinos que se enfrentaron y mataron a 10 narcos en México que los extorsionaban

Poco después del mediodía del pasado 8 de diciembre se inició una asamblea comunitaria en un campo de fútbol del poblado de Texcapilla, la cual desembocó en un caso de justicia por propia mano como pocas veces se ha visto en México.
Sin ningún temor a ser descubiertos, miembros armados del cartel La Familia Michoacana citaron a agricultores de esa región del sur del estado de México para llegar a un acuerdo a todas luces ilegal.
Los criminales querían imponer un cobro de 10.000 pesos (US$580) por cada hectárea de cultivo que produjeran los campesinos. Un “cobro de piso”, como se llama a las extorsiones que aplican a quienes tienen algún tipo de negocio.
Pero los hombres y mujeres de la región estaban cansados de las extorsiones que llevaban años padeciendo.
(Los entrevistados pidieron no ser identificados por temor a las represalias).
La reunión la encabezaba Rigoberto de la Sancha Santillán, “El Payaso”, quien era el jefe del cartel La Familia Michoacana en la zona. Estaba acompañado por hombres con armas largas, chalecos antibalas y camionetas blindadas.
De un momento a otro, la discusión en la asamblea escaló. Se escucharon disparos al aire.
Algunos campesinos corrieron para resguardarse, pero otros que se quedaron usaron sus machetes, hoces y algunas escopetas para lanzarse sobre los delincuentes.
El enfrentamiento dejó a 10 criminales y 4 civiles muertos.
El momento quedó capturado en un video que mostró la violencia que se desató y que causó conmoción en el país.
Aunque en el pasado han ocurrido confrontaciones entre criminales y pobladores locales, no es común la forma temeraria en que los campesinos se abalanzaron sobre los extorsionadores.
«Somos humildes, no tontos. Nos comenzaron a llegar rumores de que si no atorábamos (pagar la extorsión) nos iban a matar. Pasó lo que tenía que pasar, no nos arrepentimos», le dijo a la prensa otra mujer después de lo ocurrido.
“El Payaso” fue uno de los primeros narcotraficantes en caer. Otros 9 de sus hombres fueron emboscados por los ataques con machetes y balas.
Cuatro miembros del grupo de campesinos, incluido su líder, Noé Olivares, perdieron la vida en la refriega.
“Llevábamos tiempo, unos cuatro años [de extorsiones], pero el pueblo ya estaba harto de estas personas. Por fin se les llegó la hora”, dijo otro habitante.
Sin embargo, el acto que algunos han aplaudido también desató un nuevo temor: que haya represalias de La Familia Michoacana que ha dominado el sur del estado de México durante mucho tiempo.
“Todo se vino abajo. Cerraron las escuelas. Teníamos la fiesta a la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre), tampoco. Bodas que había el sábado», lamentaban en la comunidad.
Diez días después del enfrentamiento, medios locales informaron que decenas de familias abandonaron la población por miedo y que la mayoría de comercios siguen cerrados.